Cuando uno escribe, debe ponerse inmediatamente del lado del lector, escribir de la forma en la que a uno le gustaría leerlo.
Buscar las formas, no solo de captar la atención del lector, sino también de mantenerla.
Lograr que pueda sumergirse entre las páginas y vivir el relato de la forma más nitida posible.
Un buen relato, es aquel que evoca aromas, sabores, sonidos, sensaciones, sentimientos, texturas, etc. Son estos relatos los que a uno le permiten involucrarse y sentir, como lo haría el personaje mismo.
Relatos que llevan al lector a temer por la vida del personaje, como si se tratase de su propia vida, o a sonreir como si lo que sucedió o lo que se dijo fuese dirigido hacia el.
Hay que tener en cuenta que el relato pertenece más al lector que al escritor en si.
La escritura es un mundo sin límites, en el cual podemos reproducir nuestros más profundos deseos, pensamientos y sentimientos, o tan solo dejar que nuestra mente viaje libremente por senderos inexplorados en la búsqueda de algo para contar.
Escribir es crear, y como toda creación, solo tiene éxito y perdura, si fue hecha desde la libertad y el sentimiento!!
E.S. (Zeta)
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